Madrid,Teatro Reina Victoria:”La Bohème”

Madrid, Teatro Reina Victoria – Stagione lirica 2013/2014
“LA BOHÈME”
Scene liriche in quattro quadri su libretto di Luigi Illica e Giuseppe Giacosa, dal romanzo Scènes de la vie de Bohème di Henri Murger.
Musica di Giacomo Puccini
Mimi HEVILA CARDEÑA
Rodolfo VICENTE OMBUENA
Marcello MARCO MONCLOA
Musetta RAQUEL ALBARRÁN
Colline CARLOS GUTTENBERGER
Schaunard JOHN HEATH
Benoît/Alcindoro JAVIER IBARZ
Parpignol RICARDO PÉREZ
Aduanero ALFONSO ESTEVE
Sargento de aduanas JAVIER CASTAÑEDA
Orquesta y Coro Titular de Opera de Madrid
Direttore Mariano Rivas
Maestro de coro Guillermo Bautista
Dirección de escena Juan Manuel Cifuentes
Diseño de escenografía Mónica Teijero
Diseño de iluminación Carlos Torrijo 
Producción Ópera de Madrid
Madrid, 3 de Mayo 2014

Conmovedora Bohème en el Teatro Reina Victoria. La ópera de Puccini es ya el tercer título de la Primera Temporada de la compañía Opera de Madrid. Y la tónica satisfactoria continúa. En esta ocasión contamos con un elenco de cantantes entre los que destacó la colaboración del tenor valenciano de reconocida trayectoria internacional, Vicente Ombuena, encarnando un Rodolfo de líneas fluidas y ordenadas. Ombuena midió bien sus esfuerzos para no llegar exhausto al final del cuarto acto. La ópera es de una exigencia vocal grande para los protagonistas y requiere de un gran desgaste vocal. A ello debemos sumar la orquestación pucciniana, con sus coloridos timbres y sus momentos de fuerza instrumental. Aunque para la ocasión la orquesta no contaba con todos los músicos (el lugar destinado al foso no lo permite), la distribución de los maestros en el lugar habilitado para la orquesta hace difícil la tarea de poder sobrepasar la orquesta y que la voz llegue sin dificultad. Ese fue uno de los problemas que sufrió Raquel Albarrán, cuya proyección, que evidenciaba también carencias técnicas, no fue suficiente y llegó apenas a las primeras filas de butacas. No fue así en el caso de la toledana Hevila Cardeña. Su canto llegó sin dificultad gracias al control vocal que se hizo patente durante toda la representación. El timbre de la soprano que encarnó a Mimí es adecuado en su color, y Hevila Cardeña aportó cierta morbidez que dio a su línea de canto un toque extra de calidad. Marco Moncloa completó el cuarteto protagonista evidenciando un volumen superior al de sus compañeros, a pesar de que su caudal no fuera siempre tan refinado. El Colline de Carlos Guttenberger nos dejó una “Vecchia zimarra” con un dulce color abaritonado, y aunque restó profundidad al momento en sí, la musicalidad no faltó en su interpretación. Completó John Heath con un Schaunard excesivamente rígido pero correcto y destacó la actuación de Javier Ibarz en el doble papel de Benoît/Alcindoro. El coro de niños fue eliminado pero se resolvió la escena con soluciones prácticas utilizando miembros masculinos del coro. A pesar de todo, el entramado escénico y musical se mantuvo sin excesivo perjuicio. Pero hay que decir que, en líneas generales, la puesta en escena dejó con ganas de algo más. La escenografía, sencilla, tradicional, pero muy cálida y con todos los detalles que exige el guión no fue suficiente para no echar de menos algunos momentos que suelen ser especialmente atractivos en esta ópera, como la entrada de Musetta en escena y su llegada al café Momus, la cual pasó casi inadvertida. En el último acto también hubiéramos deseado un poco más de elaboración en la escena, tanto en la jocosidad inicial donde el cuarteto masculino “baila su pavana, gavota y minueto” como en el dramatismo de los momentos finales y la muerte de Mimí. La Orquesta, bajo la dirección de Mariano Rivas, sonó con una gran claridad en cada una de las secciones. Rivas estuvo atentísimo no solo a los músicos sino a cada una de las entradas de los cantantes. Su labor fue fundamental para el buen desarrollo de la función.  Foto Federico Figueroa