Teatro Reina Victoria, Madrid:”Il Barbiere di Siviglia”

 Madrid, Teatro Reina Victoria, Stagione Lirica 2013/2014
“IL BARBIERE DI SIVIGLIA” 
Melodramma buffo in due atti su libretto di Cesare Sterbini
Musica di Gioachino Rossini 
Il Conte d’Almaviva PABLO MARTÍN REYES
Don Bartolo ALBERTO ARRABAL
Rosina JOANA THOMÉ
Figaro BORJA QUIZA
Don Basilio VÍCTOR GARCÍA SIERRA
Berta HÉVILA CARDEÑA
Fiorello/un ufficiale ALEXIS HEATH
Orchestra e Coro Ópera de Madrid
Direttore José Fabra 
Maestro al clavicembalo Rubén Sánchez-Vieco 
Maestro del coro Guillermo Bautista
Regia Juan Manuel Cifuentes  
Scene e costumi Mónica Teijeiro y Carmen17 
Luci Carlos Torrijo
Allestimento Ópera de Madrid
Madrid,4 abril 2014  

La Compañía Ópera de Madrid,  inauguró el segundo título de su temporada con la ópera más popular de Rossini, Il Barbiero di Siviglia, cuyo libreto de Sterbini, está basado en la obra Le Barbier de Séville ou la Précaution inutile, comedia en cinco actos  del dramaturgo francés Pierre-Augustin de Beaumarchais. A pesar de que el estreno en el Teatro Argentina de Roma en 1816 bajo el título Almaviva ossia, l´ inutile nprecauzioe, fue un estrepitoso fracaso, hoy afortunadamente es uno de los títulos más escuchados en los coliseos de ópera de todo el mundo. La relación de Rossini con España llevó al compositor a elegir al afamado tenor y pedagogo Manuel García como Conde de Almaviva en el estreno romano.
Y prestando atención a la propuesta que nos concierne, el director  Juan Manuel Cifuentes sitúa la acción en plena Semana Santa sevillana, y da pinceladas mediante la caracterización de los personajes (tanto cantantes como figurantes) de la vida en una Sevilla de nuestro tiempo, de su  ambiente religioso y, sobre todo,  de otros aspectos asociados más a la “devoción festiva” que a la religiosa. La hilaridad se sucede en cada una de las escenas llevando al espectador en volandas mediante  una desternillante y ágil propuesta escénica. La escenografía, sencilla pero efectiva, representa una plaza de la ciudad, fiel a los requerimientos del libreto, delante de la vivienda en la que convive la joven Rosina con su protector, el doctor don Bartolo.
En el terreno  vocal el estreno contó con voces que tienen ya una amplia trayectoria y reconocimiento dentro y fuera de la Península. Entre ellas el bajo Víctor García Sierra que nos sedujo con su interpretación de la famosa aria “La calunnia è un venticello”de Don Basilio, maestro de música, haciendo gala de una estilizada línea de canto. El joven pero experimentado Borja Quiza como Figaro, derrochó energía y fuerza vocal, incluso en exceso en algunos momentos, pero aportó frescura y presencia a la representación. En el papel del conde enamorado, el  tenor Pablo Martín Reyes  interpretó un Almaviva convincente a pesar de que resolvió los difíciles pasajes a los que debía enfrentarse con la utilización de recursos a veces poco ortodoxos, como en su presentación del aria” Ecco ridente” . En el aspecto actoral, su desenvoltura y buen hacer no dejaron lugar a dudas. Completando el cuadro masculino protagonista,  Alberto Arrabal encarnó a Don Bartolo. Arrabal ejecutó un rol redondo gracias al dominio vocal con un canto seguro e igualado en los registros, y a su solvencia en el escenario, que también dejó patente durante toda la representación y que, junto al tenor Martín Reyes, protagonizó algunos de los momentos más divertidos de la representación. La sección femenina  mostró un nivel inferior en la parte musical. Aun así, la mezzosoprano brasileña Joana Thomé que comenzó con una voz fría y un sonido duro, consiguió a partir del segundo acto meterse lo suficiente en el personaje como para resolver sus momentos musicales, no sin dejar de mostrar incomodidad con el rol. Completaron el elenco vocal Hévila Cardeña y Alexis Heath, en los personajes de Berta y Fiorello respectivamente ofreciendo un aporte positivo a la función. La Orquesta y Coro de la Ópera de Madrid realizaron una buena labor bajo las órdenes de José Fabra quien atento a los cantantes y a los músicos imprimió agilidad y ritmo constante a la función. La única nota negativa fue una descoordinación patente en el segundo acto que creó tensión en público, técnicos, orquesta y personal de sala, en relación al tiempo de descanso y cambio de escenografía. Pero confiamos en que la naciente temporada solventará sin duda los pequeños contratiempos que puedan surgir en sucesivas producciones. El resultado final fue una noche redonda de buena música y risas por doquier. El público quedó más que satisfecho y así lo demostró con una tanda prolongada de aplausos finales.