Teatro São Carlos de Lisboa: “La Cenerentola”

Teatro São Carlos de Lisboa – Temporada 2014/2015
“LA CENERENTOLA”
Dramma giocoso en dos actos. Libreto de Jacopo Ferretti basado en el cuento Cendrillon de Charles Perrault.
Música de Gioachino Rossini
Angelina CHIARA AMARÙ
Don Ramiro JORGE FRANCO
Dandini DOMENICO BALZANI
Don Magnifico JOSÉ FARDILHA
Clorinda CARLA CARAMUJO
Tisbe CÁTIA MORESO
Alidoro LUCA DALL´AMICO
Orquesta Sinfónica Portuguesa
Coro del Teatro Nacional de São Carlos
Dirección musical Pedro Neves
Director del Coro Giovanni Andreoli
Dirección de escena Paul Curran
Responsable de la reposición Oscar Cecchi
Escenografía Pasquale Grossi
Vestuario Zaira de Vicentiis
Diseño de iluminación Juan Manuel Guerra
Producción del Teatro San Carlo di Napoli
Lisboa, 30 de marzo de 2015  

Desde su estreno en el Teatro São Carlos de Lisboa en el año 1819, esta ópera ha formado parte del repertoriodel teatro, programándose en varias ocasiones a lo largo de la historia, tanto en el siglo XIX como en el XX. En las diferentes producciones participaron algunas de las voces y directores más importantes y destacados de la historia de la ópera. Como ejemplo, en la temporada 1955, se contó con Giuletta Simionato como Cenerentola o en la temporada 1992-93, con Emilio Sagi en la dirección de escena. La producción que nos ocupa, firmada por Paul Curran está registrada en DVD en una grabación de su presentación en el Teatro Carlo Felice de Génova en el año 2006, con las voces de Sonia Ganassi, Antonino Siragusa y Alfonso Antoniozi en los papeles principales y Renato Palumbo en la dirección musical.. Paul Curran creó un espacio en el que destacan las líneas puras y la sencillez. Esto da la posibilidad de que pueda emerger todo el significado y las intenciones que se ocultan en el texto, y en el propio propósito de Curran, quien sitúa la escena en 1912, en un momento en el que los conflictos sociales y las diferencias de clase están muy presentes en la historia. En palabras del propio Curran: “… Yo quise fijar la atención en los conflictos sociales y éste fue un periodo donde la diferencia entre las clases sociales era muy patente”. La naturalidad en el diseño de las formas permite también que la música de Rossini destaque y suene en todo su esplendor. Los colores, junto con la iluminación diseñada por Juan Manuel Guerra juegan un papel fundamental, sin mezclarse unos con otros en el escenario excepto en los trajes que visten los cantantes. La luz se encarga de crear el ambiente adecuado en cada momento y la escenografía creada por Pasquale Grossi está formada por elementos sencillos y ambivalentes creando un espacio práctico e intercambiable que se transforma con facilidad. Entre el vestuario diseñado por Zaira de Vicentiis destaca el traje negro de Cenerentola en su aparición en el baile, junto con el aparatoso tocado que dio bastante que hablar en su presentación y que sigue impactando hoy en día. Junto a ellos, destacan también los recargados trajes de las hermanastras diseñados de forma muy acorde a su artificiosa y caprichosa vida.  En cuanto a la aportación de los cantantes, la joven mezzosoprano Chiara Amarù creó un personaje en el que hubo equidad entre la parte escénica y vocal, inspirando ternura y al mismo tiempo fortaleza de espíritu. Su canto reflejó ambas cosas también, con una emisión amable y una redondez vocal apropiada, sin problemas en los pasajes de coloratura y con igualdad en los registros. El tenor español Jorge Franco mostró una voz adecuada para su papel, superando los difíciles pasajes sin dificultad. Su timbre limpio y transparente tiene al mismo tiempo el cuerpo necesario para una óptima interpretación del rol. El bajo Domenico Balzani, en cambio, creó un personaje que funcionó muy bien en escena pero que presentó notorias dificultades vocales, con una técnica que no fue adecuada para este personaje, con bastantes problemas en la emisión y proyección del sonido. El dúo de hermanastras Clorinda y Tisbe, formado por la soprano Carla Caramujo y la mezzosoprano Cátia Moreso respectivamente, realizó un buen engranaje, tanto como pareja en escena como vocalmente. La Clorinda de Carla Caramujo fue muy divertida vocalmente, pero su interpretación no ocultó algunos problemas en el registro agudo, en el que la emisión fue poco cuidada. La mezzo, aun con una voz menos favorecedora, fue más regular a lo largo de todas sus intervenciones. El bajo Luca Dall´Amico interpretó un Alidoro impecable, tanto vocal como escénicamente. Su intervención, que tiene un gran peso en la escena, aunque a veces pase desapercibido, estuvo muy pulida, y fue un gran aliado de nuestra cenerentola. Y sin duda alguna la voz más interesante de la velada fue la del barítono José Fardilha, que se vio desenvuelto en la escena y aportó calidad vocal, con registro igualado, buena proyección tanto en graves como en agudos, potencia, y un color de características muy apropiadas para el rol, con esa nota de comicidad justa, sin llegar a la exageración. En cuanto a la Orquesta Sinfónica Portuguesa, su sonido no reflejó toda la riqueza que encierra la partitura que, a pesar de estar escrita en tan sólo veinticuatro días, ofrece brillantes pasajes de carácter fácilmente reconocibles como rossinianos. Pero la dirección musical a cargo de Pedro Neves no consiguió reflejar estas características y no logró que la orquesta interpretara ni la agógica ni la dinámica requerida por la partitura, faltando sobre todo un ritmo adecuado. La dirección se hizo pesada por los tempi excesivamente lentos y fueron patentes diversos desajustes con los cantantes, sobre todo en las intervenciones del coro. Aun así, disfrutamos de la velada y el público lisboeta agradeció el esfuerzo y premió al elenco y a los músicos con largos aplausos.